La tercera noche del Carnaval del País no solo se vive dentro del Corsódromo. Fuera de las tribunas y desfiles, los feriantes desempeñan un papel fundamental, ofreciendo productos artesanales, cotillón y recuerdos únicos que complementan la experiencia de quienes asisten. Este año, destacan por su organización, esfuerzo y creatividad, compartiendo cómo el Carnaval impacta en sus vidas y sus economías.

Lautaro, uno de los tantos feriantes, expresa que “el carnaval nos gratifica socioeconómicamente”. Lautaro lleva tres años participando en el Carnaval, con su puesto número 60. Según relata, este año notó grandes cambios en la organización, resaltando la inclusión hacia quienes llegan de fuera. Para él, el Carnaval significa mucho más que una oportunidad comercial: “Requiere trabajo durante todo el año, porque hacemos los tocados de manera artesanal. Mi mujer, Camila, y yo nos encargamos de todo, y el impacto económico es importantísimo” explicó el feriante

Por otro lado, Ingrid contó que con el Carnaval costea sus estudios universitarios. Con diez años de experiencia como feriante, Ingrid Larroza destaca la mejora en la organización de los espacios: “Antes tenías que venir a las seis de la mañana a asegurar tu lugar, pero ahora, con los números asignados, ya no es necesario”. Ella elabora tocados junto a su familia y su novio, y cuenta que el dinero que genera le permite afrontar su carrera de Contador. “Lo que más se vende son los tocados, y todo el proceso de elaboración nos lleva casi todo el año”, detalló.

Por último, Walter, con 25 años como feriante en el Carnaval, resaltó la tradición y el esfuerzo detrás de su trabajo. Su familia se dedica a la producción artesanal de tocados y cotillón, destacando la calidad y durabilidad de los productos cocidos a mano. “El Carnaval siempre fue un lugar privilegiado para nosotros. Aunque la economía está difícil, seguimos aquí, orgullosos de lo que hacemos”.

El Carnaval del País no solo brilla por su imponente espectáculoa cielo abierto, sino también por la dedicación de quienes, desde los alrededores del Corsódromo, ponen su pasión en cada detalle. Sus historias muestran cómo este evento no solo es un espectáculo cultural, sino también una fuente de sustento y oportunidades para muchas familias.