MUSEO CASA DE HAEDO

Dirección: San José y Rivadavia. Sábado, domingo, lunes y martes de 9 a 12 y de 17 a 20.

Este espacio te transporta al Gualeguaychú colonial. Emplazado en el casco fundacional, permite al visitante conocer los primeros pasos de la Villa, en el siglo XVIII. La Casa de Haedo fue escenario de hechos históricos y todo el contexto patrimonial es sumamente valioso, ya que junto a la actual Plaza San Martín, se preservan edificios centenarios, como la Catedral San José.

Sitio de Memoria Afro y Monumento Histórico Nacional.

 

MUSEO AZOTEA DE LAPALMA

Dirección: Jujuy y San Luis. Sábado, domingo, lunes y martes de 9 a 12 y de 17 a 20.

La antigua casona fue el casco de una quinta de frutales, perteneciente a la familia Lapalma. Las salas del museo permiten descubrir a los antiguos habitantes y los usos y costumbres de una época.

“Circense”

Es la muestra temporaria que estará abierta hasta el mes de marzo. Se exponen alrededor de cien payasos. Dicha colección fue conformada a lo largo de 20 años por Mirta Graciela Dolche, quien decidió donarlos  y hoy forman parte del patrimonio del Museo. Dentro de las salas también se exponen trajes antiguos del “Circo Rojas”, fundado en la década del 50, bajo el nombre “Las Águilas Humanas”, destacando a los trapecistas que allí trabajaban. Quedan en exposición trajes  de trapecista, malabarista, presentador, antipodista y maga.

 

MUSEO CASA NATAL DE FRAY MOCHO

Dirección: Fray Mocho 135. Sábado de 9 a 12 y de 17 a 20. Domingo, lunes y martes de 9 a 12

La casa del ilustre periodista y escritos José S. Álvarez, más conocido por Fray Mocho, nos invita a descubrir los primeros pasos del periodismo en la ciudad y los rasgos más destacados de la cultura en el siglo XIX. Su ilustre habitante, fundador de la revista Caras y Caretas, cuenta con una sala evocativa, que destaca su labor literaria y todo el contexto histórico del momento.

“Cuando Pinta Carnaval”

Esta muestra invita a un recorrido artístico e histórico por la Revista “Caras y Caretas”.

Las creaciones de sus más destacados ilustradores y las notas más curiosas de sus redactores, inspiradas por Momo y la magia de febrero, le permitían al “curioso lector” descubrir los distintos carnavales celebrados en el mundo, los mejores disfraces y máscaras que invadían las tiendas, los bailes y fiestas de noches pasadas… Todo invitaba al juego de ser otro. El momento había llegado.