Cultura

La Municipalidad restaura el histórico buzón de 25 de Mayo y Rocamora

Continuando con el objetivo de poner en valor el patrimonio histórico y cultural de la ciudad, el intendente Mauricio Davico encomendó la restauración del buzón instalado en 1897. Historia de un pilar imprescindible en la memoria local.

24 de Agosto 2024


El Servicio de Correos de Gualeguaychú data del año 1801. Hace 223 años. La comunicación, tal como ahora, era imprescindible, y la carta en esos tiempos era - salvando la inmediatez que otorga hoy la tecnología – la forma segura de transmitir el mensaje.
 
 
La primera ubicación del Correo fue en la esquina sudoeste de Urquiza y Centroamérica (hoy Churruarín). Paralelamente, se habían instalado en distintos puntos de la floreciente ciudad, buzones cuadrados, amurados, para facilitarle el trámite a los vecinos.
 
 
Fue recién en 1894 que se decidió, a nivel nacional, fabricar buzones pilares, llamados así por su forma. La empresa Basch hermanos y Cía construyó en total 344, de los cuales llegaron seis a Gualeguaychú. Después, con el tiempo, se colocaron más de 20 buzones en distintos puntos de la ciudad. Uno de los primeros en instalarse, en 1897, durante la intendencia de Pascual Méndez Casariego, es el mítico buzón que aún permanece como testigo del tiempo y el crecimiento de la ciudad, en la esquina sudoeste de 25 de Mayo y Rocamora. 
Desde la oficina de Correos y Telégrafos, el 9 de abril de 1897 se informaba a través de la prensa (El Censor) que: “Desde la fecha quedan al servicio público los buzones recién instalados, los cuales se revisarán conjuntamente con el del Puerto a las 9 AM, a la 1 PM y a las 8 PM. L Rodríguez, Jefe de la Oficina”.
 
Restauración: historia e identidad

Para llevar adelante un trabajo de restauración y puesta de valor de un bien patrimonial se requiere de una metodología que incluya el estudio, diagnóstico y documentación de estos procesos. Esto es, la identificación de materiales, técnicas, los deterioros que presenta y sus causas, y el registro del antes, durante y después de la intervención, no solo como material de difusión a la comunidad, sino también como parte de su documentación técnica e histórica. Esto se complementa con la investigación de su contexto histórico, vinculado directamente a la comunidad, la cual le otorga valores y lo reconoce como parte de su historia e identidad. De esta manera, el bien cultural deja de ser un objeto más y comienza a ser considerado como parte de su patrimonio, por eso la importancia de su preservación.

María del Pilar Piana - Lic. en conservación y restauración de bienes culturales

 

 
 
 
UNA VIDA DEDICADA AL CORREO
Humberto Brumatti, un apasionado del servicio de correos, llegó a Gualeguaychú en 1968 como telegrafista, luego fue encargado y finalmente jefe de Correos durante 8 años hasta su jubilación. Ha dedicado gran parte de su vida a historiar y cuidar la permanencia del histórico buzón. Tan es así, que en 1991 logró que el Concejo Deliberante, en su sesión del 19 de junio, sancionara la ordenanza 9515/91 que declara al buzón de 25 de Mayo y Rocamora “Patrimonio histórico cultural de la ciudad de Gualeguaychú”.  En la misma norma se dispone a colocación de una placa “a los fines de hacer constar lo aquí dispuesto”. 
 


“Cuando yo llegué acá, había 20 buzones. Y eran bastante utilizados, porque había dos carteros que trabajaban a la mañana y a la tarde; recorrían 10 buzones cada uno”, contó Brumatti. Adónde fueron a parar los 19 restantes, él no lo sabe. Pero sí recuerda: “vi una foto en el almanaque de El Censor de 1903 o 1904, mostrando este buzón, sobre la vereda de la casa de la pianista María Luisa Guerra”.
 
El color del buzón a través de los años
  • Entre 1897 y 1974: bermellón
  • Entre 1974 y 1993: amarillo y negro
  • Entre 1993 y 1994: bermellón
  • Entre 1994 y 2014: azul oscuro
  • Desde 2014 a la actualidad: bermellón 
 
En 1993, como ejemplo de los tiempos en que el buzón tomaba protagonismo, alumnos del Colegio Malvina Seguí de Clavarino le escribieron una carta, expresándole su cariño. “Hoy con todos mis compañeros quisimos mandarte esta carta para que no te pongas triste, porque ya tus amigos no están. Y, además, decirte que te queremos mucho y no vamos a dejar que te saquen de esa esquina que es tu casa. Te prometemos que le vamos a pedir al jefe de Correos y al Intendente que no te muevan nunca de ese lugar porque fuiste el primero y mucha gente, durante muchos años, tiró cartas en tu boca. Chau buzón, nos despedimos de vos con un besote y un abrazo los alumnos del 2do año del 1er ciclo “A” del Colegio Malvina Seguí de Clavarino”. 
 
 
 
En septiembre de 1997, Humberto Brumatti publicó en el suplemento cultural de diario El Día una nota rescatando la historia del entonces centenario buzón, dedicada a la memoria de Floreal y Homero Crespo. Ellos eran propietarios del viejo “Bazar Alemán” y “guardianes” celosos del buzón, al que mantenían a fuerza de afecto. Podría decirse que era una postal urbana clásica, verlos acodados sobre el pilar de hierro rojo en reunión casual de amigos.
 
Brumatti asegura que el buzón funcionó hasta 1991, año en que se ordenó su retiro. “Ya se habían retirado algunos, también a pedido de vecinos, porque estaban en construcciones viejas, demolían y sacaban los buzones”, contó el extelegrafista.  Pero lo cierto es que en esa década las comunicaciones cambiaron, llegó internet. “Se popularizó más el teléfono y se sumaba la inflación. Hubo períodos en que todos los meses cambiaba la tarifa postal, y eso sigue sucediendo. En cambio, antes, desde 1858 que empieza a circular, hasta la década de 40, la tarifa de una carta simple eran 5 centavo”, recordó con nostalgia. “Entonces uno tenía las estampillas en casa, las mismas, con el mismo costo. Sacaba la estampilla y no tenía cambio de precio. Pero con los cambios de tarifa había que ir al correo porque el precio cambiaba. Antes, se ponía la estampilla en el sobre, en casa, y de ahí al buzón”. 
 
Brumatti destacó que el movimiento del Correo en Gualeguaychú, en sus años de oro, era “impresionante”. “Acá llegaba el avión - había dos servicios diarios de Aerolíneas -. Entraba, por ejemplo, sobre todo certificado, de Tucumán, Bariloche, Comodoro Rivadavia. Entraba hasta la tarde del día anterior. Al otro día, a las seis de la mañana llegaba y a las ocho salían los carteros. Eso no ocurrió nunca más”.
 
 
 
LOS AMIGOS DEL BUZÓN
Amigos del buzón, en 2014, con Humberto Brumatti y Roberto Toledo
 
Así como internet y las nuevas tecnologías hicieron que el correo perdiera su protagonismo a la hora de comunicar, el mundo digital hizo que las redes sociales rescataran del olvido al viejo buzón de 25 de Mayo y Rocamora.
En 2014, hace 10 años, dentro del grupo de Facebook "Dichos, Historias y Personajes de Gualeguaychú", creado por Pupa Carrizo, un gualeguaychuense que no reside en la ciudad, surgió la idea de recuperar el mítico buzón.
En ese momento, uno de los integrantes del grupo, Roberto Toledo, contó que "un día, Luis Enrique Fariña, un gualeguaychuense que vive en Córdoba, vino y se sacó una foto al lado del buzón, y dentro del grupo empezaron a sumarse otros muchos que tampoco viven acá; venían de paseo, se sacaban foto en el buzón y la subían al Facebook del grupo". Hasta que llegó el Día del Amigo y algunos integrantes decidieron hacer una mateada en el Corsódromo, para luego ir al buzón a tomarse una fotografía. Allí se percataron del estado calamitoso en que se encontraba y surgió la idea de restaurarlo.
Fue así que un grupo de amigos se puso manos a la obra y dejó el buzón como nuevo; pintado y con candado. "La tapa estaba sin candado y le colocamos uno, porque se usaba de basurero", acotó Roberto. 
En ese momento se le colocó la leyenda: "Cuidame, soy Patrimonio de la ciudad. Prohibido fijar carteles". Ya es tiempo de colocar la placa que dispone la Ordenanza de 1991 que así lo declara. 
Para ello, el intendente Mauricio Davico encomendó su restauración y puesta en valor. En esa tarea se encuentran la museóloga Natalia Derudi, la Lic. en conservación y restauración de bienes culturales, Pilar Piana, y Jorge Chávez, de la Subsecretaría de Cultura, a cargo de Luis Castillo, y otras áreas municipales encargadas de realizar los trabajos de campo.  
 

La importancia de estar comunicados

Muchos hechos de la vida cotidiana llegan a nosotros a través de la historia oral, pero el paso del tiempo y los cambios de hábitos van desdibujando el verdadero sentido que tuvieron ciertas instituciones y prácticas.  Pero suele suceder, como en el caso de este buzón, que se preservan elementos que nos permiten reconstruir ese pasado, y comprenderlo.  Allí radica parte de su verdadero valor.

La importancia de “estar comunicados” estuvo presente en todas las comunidades. La planificación de las villas se ajustaba a las normas llegadas desde España. La fundación de Gualeguaychú, en el año 1783 ya establece en el centro de la nueva villa un espacio para correo: “… ese plan adelantaba lugares para iglesia, casa del cura, escuela, comandancia, correos y sala capitular o cabildo…”; todo ello dispuesto, según ese plan, alrededor de la Plaza Mayor, hoy Plaza San Martín. A pesar de dicha disposición, aún hoy existen varios interrogantes sobre el lugar donde estuvo situado el primer edificio de correos. 

Para 1800 quedan establecidas las “postas de correos”, que unidas por escasos caminos transitados en carretas o a caballo, transportaban la valiosa correspondencia. También eran aprovechados los barcos que llegaban desde Buenos Aires y Montevideo. El “Centro Documental Gualeguaychú”, dependiente de los Museos de la Ciudad, cuenta con una valiosa hemeroteca virtual. El primer periódico que tuvo Gualeguaychú, “El Progreso de Entre Ríos”, ya en 1849 publicaba a diario, bajo el título de “ADMINISTRACIÓN DE CORREOS”, la correspondencia existente en dicha administración, para ser retirada. Por muchos años esta fue una valiosa herramienta para difundir dicha información. 

Las cartas o epístolas son una valiosa fuente documental del pasado. Su preservación en nuestros archivos nos permite reconstruir el pasado, y sus múltiples matices. Un ejemplo de ello son dos cartas que se conservan en el Archivo Histórico del Museo Casa de Haedo. Una de ellas, escrita por Olegario Víctor Andrade a Gregorio Haedo, que nos muestra aspectos de la vida cotidiana, solicitando retirar una planta de rosa y unas semillas que olvidó debajo del colchón.  La otra carta, en cambio, se convertía en un valioso documento legal firmado por Urquiza.

Natalia Derudi - Museóloga

 

 

 


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