Es un día de gran importancia para muchos devotos, quienes participan en misas, procesiones y actos de caridad en su honor. Las celebraciones de este año incluirán eventos comunitarios que reflejan el espíritu de generosidad y dedicación que San Cayetano promovió durante su vida. Los fieles aprovecharán esta fecha para pedir su intercesión y conmemorar su legado de ayuda a los más necesitados.
En Gualeguaychú se organizaron cuatro celebraciones para que todos los vecinos interesados puedan participar.
Las ceremonias comienzan a las 10.00 con una misa en la Capilla San Cayetano, continúan a las 14.00 con la celebración central, que contará con una procesión, que parte desde la capilla y continuará por distintas arterias del barrio para finalizar con la misa encabezada por el Padre Jorge Almeida. Más tarde, se realizará otra ceremonia en la misma capilla a las 17 y a las 20 será el turno de la celebración presidida por el obispo de Gualeguaychú, Héctor Luis Zordán.
Historia de San Cayetano
San Cayetano nació el 1 de octubre de 1480 en Vicenza, Italia. Hijo de los Condes de Thiene, Gaspar y María Porto, recibió su nombre en honor a un tío que había muerto recientemente, un canónigo docente de Derecho en la Universidad de Padua. Él y sus dos hermanos, Juan Bautista y Alejandro, quedaron huérfanos de padre cuando apenas eran adolescentes.
Durante su juventud, San Cayetano mostró un notable interés por la abogacía. En la universidad, fue elegido delegado estudiantil por sus compañeros y recibió elogios constantes de sus profesores debido a sus altas calificaciones. A pesar de estos logros, él siempre mantuvo una actitud de humildad, expresando que su valor no dependía de los elogios ajenos: “Creo que valgo por lo que soy, y no por lo que los demás digan de mí”. Esta humildad sería una característica constante en su vida y carrera.
En 1506, a los 25 años, fue nombrado protonotario apostólico en la corte del Papa Julio II. A pesar de su posición privilegiada, su secretario destacó que Cayetano “no se da ninguna importancia”, vistiendo con sencillez y atendiendo a todos por igual. Su dedicación y actitud servicial le ganaron un respeto inmenso, marcando el inicio de una vida dedicada a la ayuda y el servicio a los demás.
San Cayetano también fue un ferviente defensor de la paz, trabajando para evitar una guerra entre la República de Venecia y los Estados Pontificios. Esta labor, a pesar de ir en contra de sus propios deseos, le valió un prestigio significativo. Más adelante, decidió dedicar su vida a la fe, afirmando: “Siento que día a día mi vida suspira por amar a Dios”. Así, se comprometió a seguir el camino del sacerdocio y a vivir una vida de sacrificio.
A pesar de la oposición, el Papa Clemente VII aprobó la fundación de la orden de los Clérigos Regulares, en la que San Cayetano y sus compañeros vivían en pobreza absoluta y dedicaban sus esfuerzos a ayudar a los presos, pobres y enfermos. Establecieron su sede en una casa humilde en la calle Leonina de Roma y, debido a su crecimiento, se trasladaron a una nueva vivienda cerca de la muralla de la ciudad.
En mayo de 1527, durante el saqueo de Roma por las tropas del emperador Carlos V, San Cayetano y sus compañeros fueron torturados por las tropas que no creyeron en su pobreza. A pesar de estos sufrimientos, su fe se mantuvo inquebrantable. Después de un tiempo en cautiverio, lograron escapar y regresar a Italia. Cayetano se trasladó a Nápoles, donde continuó su labor de servicio fundando un refugio para prostitutas arrepentidas y estableciendo un Banco Popular para otorgar créditos sin intereses, desafiando así la usura de prestamistas.
El legado
En Nápoles, enfrentó nuevas dificultades, incluyendo el conflicto entre tropas españolas y napolitanas. A los 67 años, Cayetano intentó mediar en el conflicto, pero al no tener éxito, enfermó gravemente y pidió recibir la comunión. Falleció el 7 de agosto de 1547, y el pueblo le atribuyó la paz por un acuerdo justo que se logró poco después de su muerte.
El 12 de abril de 1671, San Cayetano fue canonizado junto con otros santos prominentes. Su vida de humildad y servicio continúa inspirando a muchos, y su memoria se celebra cada año en su festividad el 7 de agosto.
¿Qué se le pide a San Cayetano?
Cada 7 de agosto, los fieles se dirigen a San Cayetano en busca de asistencia para obtener trabajo y seguridad económica. Conocido como el santo del pan y del trabajo, San Cayetano es invocado para obtener un empleo digno, estabilidad en el trabajo actual y provisión de alimentos para quienes atraviesan dificultades financieras. Esta fecha es una oportunidad para que muchas personas busquen su intercesión, confiando en su capacidad para abrir puertas y ofrecer alivio en tiempos de necesidad económica.
Oraciones a San Cayetano
Oración I
¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones; Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.
Santísima Trinidad ¡Oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.
Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guie nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento.
Oración II
Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades: acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
(Aquí se expresa lo que que se desea obtener)
Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo) me dará las demás cosas por añadidura. Amén.
Oración III
¡Oh glorioso San Cayetano Padre de la Providencia!, no permitas que en mi casa me falte la subsistencia y de tu liberal mano una limosna te pido en lo temporal y humano.
¡Oh glorioso San Cayetano!, Providencia, Providencia, Providencia.